Una de las actividades que incluía a toda la comunidad del Colegio Madrid, eran los  festivales  de  fin  de  Año,  que  se  realizaron  en  diferentes  foros  como  el Palacio de  Bellas  Artes,  el  Teatro  Alameda,  el  cine  Palacio  Chino,  El Metropólitan y por último El Auditorio Nacional, cuando se llevaron a cabo las obras de remodelación de éste último, se suspendieron los festivales.

Estos eventos eran planeados con mucha anticipación por dos de los maestros más destacados  en las actividades  artísticas y deportivas del Colegio. Marcial Rodríguez junto con otros profesores de música, se encargaba de los cuadros bailables españoles, mientras que Eduardo Gorráez  junto con los profesores de educación física diseñaba los bailables mexicanos. Los dos competían en buena lid  para  que  sus  cuadros  fueran  los  mejores.  También  se  hacían  tablas gimnásticas muy lucidas en las que los alumnos llevaban el uniforme de gimnasia: short  rojo  y  blusa  blanca  con  el  escudo  del  Colegio.  El  apoyo  de  los  demás profesores era invaluable.

Todos  los  alumnos  desde  el  preescolar  hasta  la  preparatoria  intervenían  ya fuera  bailando,  diseñando  decorados  o  interviniendo  en  la  logística.  Los ensayos  se  repetían  a  lo  largo  del  curso  para  culminar  en  un  gran  ensayo general el día anterior del evento.

Los  decorados  diseñados  y  elaborados  por  los  alumnos  transformaban  el escenario ya en un tablao en España o en un espectáculo de samba en Brasil. Las madres hacían verdaderas obras de arte para elaborar la vestimenta de sus hijos.

El día del festival era el gran día, todo el mundo llegaba al evento temprano con sus hijos y la vestimenta que llevarían, el orden imperaba tanto en el traslado de  los alumnos  de  las  plateas  al  escenario,  como  en  su  regreso.  Todos trabajábamos  como hormiguitas, pero  cuando a las 2 de la tarde  se bajaba el telón toda la comunidad estaba satisfecha de lo logrado.