EXPANSIÓN DEL COLEGIO 1951 - 1960 /
UBICACIÓN DE SECCIONES A TRAVÉS DEL TIEMPO
LA DEMARCACIÓN TERRITORIAL EN EL COLEGIO MADRID
Aquellos que tuvimos la fortuna de estudiar en el Colegio Madrid desde el kínder hasta tercero de preparatoria, recordaremos la importancia que tenía para nosotros pasar de un nivel escolar al siguiente (de kínder a primaria; de primaria a secundaria; etc.).
No solo por sentirnos más grandes, personajes más importantes, sino también porque avanzar en nivel significaba tener acceso a territorios antes prohibidos.
Los niños de kínder y preprimaria se ubicaban al norte de la escuela, en un espacio relativamente pequeño que terminaba con una malla de baja altura y en cuanto a construcciones, donde empezaba el salón de música. Nos gustaba acercarnos a esa división y ver el enorme terreno que tenían los de primaria para jugar en el recreo.
Ya en primaria, podíamos jugar en los espacios que estaban frente a los salones de clases, pero sin pasar de la calle interna por donde entraban y salían los camiones del colegio. Ese era lugar reservado para secundaria.
También se contaba con el “campo de futbol”, terreno de tierra (y polvo) donde coincidían 20 partidos simultáneos de futbol y que compartíamos primaria y secundaria.
Años más tarde, ese campo fue adecuado y aparecieron canchas de basketball, de voleibol, una fosa de salto (longitud y altura) y una pista de carrera con sus cuatro carriles. Desapareció el “campo de futbol” pero tuvimos mejores instalaciones.
Al pasar a secundaria se tuvo acceso al frontón y a las bancas donde se jugaban las “cascaritas”, con bancas que hacían las veces de porterías. Se jugaba con pequeñas pelotas. También teníamos la cancha de basket de la entrada por Revolución y acceso a las instalaciones que estaban detrás de los salones de primaria.
Terminar la secundaria era una meta importante. Saldríamos de las instalaciones que nos habían cobijado desde kínder para atravesar la calle e ingresar a la prepa.
Si bien los espacios de la prepa no eran muy grandes ni contaban con alguna instalación deportiva, los intereses nuestros habían cambiado, posiblemente por razones hormonales.Se nos concedía la libertad de salir del Colegio sin que nadie fuera a buscarnos. Íbamos juntos a “la tiendita” o salíamos a tomar café con las compañeras. El espacio dejó de ser una variable de interés.
Mención especial merece el rectángulo que ocupaba la primaria de niñas. Pequeño, sin facilidades deportivas. En algún momento, el Colegio decidió que los grupos debían ser mixtos y a muchos nos tocó pasar algún año en ese lugar.
Cada rincón descrito ocupa una zona de nuestra memoria. Asociamos a esos terrenos, nombres de compañeros, de maestros y hechos que vivimos; que nos formaron, que nos hicieron identificarnos con el Colegio.
A más de medio siglo de haber iniciado este largo recorrido, es grato comentar que muchos de los que estuvimos en esas pequeñas bancas, seguimos siendo amigos; ya con nietos y muchas canas y muy agradecidos con el Colegio Madrid.
Fundación de la secundaria.
Fundación de la preparatoria
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